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Mostrando entradas de julio 17, 2011

Un Hombre de Su Rey

Sobre la disconformidad. Cualquier persona de la que se rodeaba lo consideraba insignificante, pero nuestro hombre, ignorando esa conducta por descuido o ligereza, tomaba muy enserio su labor y su existencia: la voz de su Rey era palabra divina, y para él, también era su mandato. Con delicadeza probaba a diario del manjar de sus comidas, bebia de su vino y saboreaba sus frutas. Con paso leve y sentidos alerta recorría sus jardines y las habitaciones de su palacio, sintiendo cargar en sus espaldas la incómoda presencia de la escolta real. Pasaba el día envuelto por la riqueza más extrema y las personas más influyentes de su época, sin embargo, al volver a su casa encontraba sólo a su mujer y se enfrentaba a una pobreza. Ajeno también a este contraste, era el hombre más a gusto sobre esas tierras: jamás llegó a desear algo que no tuviera, y claro que nada tenía. Jamás, hasta que un día despertó con deseos de volver a comer las uvas que había probado en el plato de su Rey. Antes que e