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Mostrando entradas de 2013

Los Ocasos

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Hay un momento de la tarde en que el sol se precipita. Justo antes, se despide de mi ciudad con una caricia naranja. La luz que nos regala tiñe ojos y almas, rostros y figuras, y la despedida es un roce de calor que nuestra piel guarda. Si lo bello de escribir es que la idea concebida perdura al nacer en el papel, casi intacta, casi como la pensamos o intuimos, apenas empobrecida; lo bello del momento de la tarde en que el sol se precipita, y nos regala con su luz una caricia naranja, es que todo parece tener fin, poder extinguirse. Ese final inminente susurra lento que todo ha nacido, y que sólo somos una idea concebida por el sol, como las palabras que dedicamos a su despedida. Y que al menos una vez por día, nos acarician. Almendra Bernal

La vida a los Bocinazos

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Para los porteños, el uso de la bocina es inevitable. Más aún: es incontrolable, y a veces imprescindible. No sabemos por qué, pero la usamos para todo. Estará de acuerdo conmigo, si es un auténtico porteño, que en un accidente automovilístico uno pocas veces tiene tiempo de frenar, ¡¿va a tener tiempo de tocar la bocina?! ¡No! Así que para eso no la usamos. Está pensada más bien para festejar que un equipo salió campeón, que otro perdió, que nos casamos, que nos divorciamos. Para avisar que llegamos o para saludar cuando nos vamos. Hay ritmos para cada una de estas situaciones, y aunque no se pueden componer melodías con una única bocina, porque suena siempre en un mismo tono, con la colaboración de algún otro automovilista se pueden lograr cosas maravillosas. Es cierto que los colectiveros hacen trampa, porque en algunos casos ellos sí disparan melodías, pero con tanto tiempo por día en la calle tienen justo derecho a un solo y permitidas otras barbaridades.

Vania a la Vuelta de la Esquina

Sobre Tío Vania , de Chejov ; y Vania en la calle 42 , de Louis Malle Nueva York, Calle 42 y 3ra.  Teatro rumboso. Martes, 4 pm Cuatro hombres de pie en las tablas: ANDRÉ GREGORY, director de la compañía; WALLACE SHAWN, quien interpretará a Vania; GEORGE GAYNES, quien interpretará a Cerybryakov; LARRY PINE, quien hará el papel de Astrov, el médico. ANDRÉ GREGORY (sonriente): Parece estar a punto de venirse abajo, pero es lo mejor que conseguimos hasta el momento... ¡Hasta el momento en que se derrumbe! (risas) WALLACE SHAWN: mhm... es cierto que el lugar deja bastante que desear... GEORGE GAYNES: lo importante es que aquí estaremos tranquilos para ensayar al menos 2 veces por semana. LARRY PINE: ¡y que estoy a 6 cuadras de mi casa!  (risas generales) WALLACE SHAWN (con el rostro afectado): ¿es cierto eso? LARRY PINE: sí... vivo en frente a la cafetería de 48 y 3ra.  GEORGE GAYNES (a Wallace): ya lo pondremos en condiciones cuando lleguen los demás...

Una Obra Llamada Escritor

sobre Un Tranvía llamado Deseo , de Tennessee Williams La vida de un escritor es, a la vista de sus lectores, la suma de todas sus obras. Una manera sencilla de comprobarlo es atender a que en toda biografía de un autor, el biógrafo (inspirado en el interés del lector) configura todo hecho en torno a las fechas en que fueron escritas o publicadas sus obras. Caben excepciones en las que resultan más importantes que las obras, o al menos las revalorizan, los contextos en que se desarrollaban, las anécdotas que las rodean, un detalle en la vida del escritor (un accidente importante, estuvo preso, fue mártir o se casó 12 veces) o en su muerte (lo asesinaron en la calle, se suicidó en el mar). Por supuesto, las obras que precisan de esta revalorización como anexo son, coincidentemente, las menos perdurables.  No solo es la forma por la que conocemos el carácter y el punto de vista del autor, una obra es también la manera en que él nos enseña algo de nosotros mismos, en los mejore

Entrar en la Selva

sobre La muerte de un viajante , de Arthur Miller Esta historia sólo es posible si el delirio no acaba junto con la vida, o si al menos puede mantenerse y durar un instante más, al entrar en la selva. Tomemos al Willy Loman de la película más reciente sobre la obra, al que encarna Hoffman, pero por sobre todo, tomemos al Willy Loman del libro, el de nuestra lectura personal, que es, quizá, al que más conocemos o a quien más próximo tendremos para continuar esta historia. Podemos suponer que tenga la figura del de la película si fuera más cómodo para imaginar. Aprovechamos, entonces, una de las últimas escenas para ver su rostro y las líneas del libro para comprender el por qué está feliz. Willy - ¡Oh, Biff!, ¡ha llorado!, ¡me ha llorado! ¡Ese chico va a ser algo excepcional! Willy entiende que su hijo realmente lo aprecia, que siente afecto por él. Y en seguida, ese instante de vértigo que transforma un pensamiento en una emoción, da nueva luz a la ilusión y hace desli

As de Espadas

sobre La Intrusa , de J. L. Borges En el aniversario de Barracas Una de las formas de ganar historias de orilleros y compadres es oyendo las milongas camperas y los tangos criollos que cercan el 1900 de nuestra Buenos Aires. Antes y después cuentan lo que hubo para ellos y por lo que reñían, y mucho más: develan la picardía y el sentir arrabalero. Lo propio ocurre con el tango que da título a esta obra, con letra de Ángel Villoldo y música de Abelardo Manso. Su poesía enreda al mayor de los Nilsen, hermanos legendarios a quien Borges inmortalizó en La Intrusa , aunque figura con un apodo poco frecuente y fruto de la misma anécdota. Los músicos y autores fueron testigos de esta historia que se completa, más tarde, en el diario del mismo Manso, memorizado desde la niñez por su nieto, el tardío poeta del género “Tato” Manso, y cuyos detalles me confió el día de ayer para este caso en su escritorio de la Avenida Montes de Oca. De a poco parecían ir cambiando las farras por